POR ZAPATA

POR ZAPATA.

Alberto Híjar.

Del 8 al 23 de abril, la Universidad Autónoma de Chapingo en Texcoco, homenajea a Zapata asesinado hace 91 años en el principio del fin de la Revolución Mexicana. El sindicato y el Grupo Cultural Hijos de la Tierra organizaron presentaciones poéticas, concurso de mantas, teatro, música, posicionamiento de la familia de las víctimas de Sucumbíos, el pueblo ecuatoriano atacado a mansalva por el ejército colombiano apoyado por los militares yanquis. Las familias del masacrado Juan González y de Lucía Andrea Morett, la testigo sobreviviente perseguida y escondida, son de profesores de la UACh. El 10 de abril, la comunidad de la más importante universidad agrícola del país, participó en la marcha al Distrito Federal que recibió también contingentes de Chiapas, Veracruz, Puebla, el Estado de México.
Con el nombre-consigna de Y que nadie se raje, el Centro Cultural Sindical El Ahuehuete exhibe unos treinta cuadros de Jacobo Silva Nogales producidos todos en el Penal de Alta Seguridad de El Altiplano como prueba de resistencia para no perder el sentido de la vista en donde sólo hay grises y luz artificial. Resultó de este rescate de la vida y sus colores, un conjunto de más de trescientos cuadros de excelente factura y con los formatos obligados por las telas compradas en la tienda del Penal. Igual con los pinceles y los colores, nada de espátulas sustituidas por tazos, esas rueditas de plástico ofrecidas en la comida chatarra. Hasta su propio pelo desprendido como reacción al encierro extremo, fue utilizado en una obra testimonialmente bella.
Chapingo albergó la primera exposición de Jacobo Silva en la galería José Clemente Orozco a unos meses de su reclusión. Por vez primera se vio su firma y la del Comandante Antonio como prueba de dignidad revolucionaria que aceptó orgullosa la acusación de rebelión hasta el final del proceso que significó diez años de cárcel de alta seguridad en Almoloya y Nayarit para Jacobo y en el Penal de Chiconautla, cerca de Texcoco y la UACh para la Coronela Aurora, Gloria Arenas Agís trasladada ahí luego de estar en el de Neza Bordo donde tuvo el atrevimiento de informar a los visitadores de derechos humanos, el hacinamiento, los maltratos y la corrupción característica de esos centros de exterminio de presos pobres. En efecto, hicieron buena la consigna de no rajarse.
La inauguración del jueves 8 contó con las palabras del pintor y con su guía para enriquecer la visión de los cuadros donde los personajes construyen un sujeto heroico: el Quijote con soluciones visuales irreductibles a los feos homenajes habituales, el Che necesario, Lucio Cabañas vivo y con la jauría rodeando su cadáver, los guerrilleros en el monte incluyendo al Güero Cedeño en el vado de un río acompañando como siempre al comandante del Partido de los Pobres. Zapata varias veces y en especial, con su rostro trazado con machetes en el cuadro propiedad de Ignacio del Valle, dirigente del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco muy cerca de la UACh. Nacho del Valle, sentenciado a más de cien años de prisión, fue compañero de celda de Jacobo en sus últimos días en Almoloya.
Nacional e internacionalista, la exposición corre el peligro del referente que puede ignorar la calidad estética y artística. De aquí la importancia de la poética zapatista marcada en mi intervención sobre la calidad técnica excelente de la obra de Jacobo enriquecedora de la de por sí rica tradición visual del zapatismo que tiene en Chapingo la obra magistral Canto a la tierra de Diego Rivera en la excapilla que marca el sentido poético liberador al transformar la hacienda de Manuel “El Manco” González, compadre de Porfirio Díaz a quien cedió por un periodo la presidencia de la república. El lema de la UACh “Enseñar la explotación de la tierra, no la del hombre” marca la intención revolucionaria aclarada en la inauguración por Juan Luis Isunza, secretario general de SITUACh.
Una poética es un sistema de signos alusivos a una situación histórica, epopeya, duelo o ambas, para reproducir sentimientos, sensaciones y modos de ser y estar. Zapata y el zapatismo sobreviven a los carrancismos pasados y presentes gracias a las imágenes que los significan y aluden a la persistencia de la explotación contra los campesinos. De aquí una estética crítica y reflexiva que ha producido textos muy variados de los propios artistas como Diego Rivera o de historiadores como Antonio Rodríguez o el chapinguero Juan Pablo de Pina cuyo ensayo Diego Rivera en los años radicales fue premiado y publicado por la UACh en 1990. Sobre la imaginería, los modos de ser y estar y los murales en territorios EZLN, abundan las películas, los libros, los artículos y reportajes. Por lo visto y leído Zapata y el zapatismo viven y claro, la lucha sigue.

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