La Vergüenza Americana

LA VERGÜENZA AMERICANA

Alberto Híjar.

De por sí se le cae a uno la cara de vergüenza cuando topa con las compañeras y compañeros a quienes convenció de trabajar para revolucionar América sin excluir a México. Si Nicaragua venció, El Salvador vencerá y otros le seguirán, gritábamos y conspirábamos. Cuando la debacle sandinista perdió las elecciones y dio lugar a La Piñata para no dejarle algo al enemigo, regresamos sin encontrar justificación en la vida. Acá sería otra cosa insistíamos mientras en El Salvador y Guatemala ascendía la lucha y con ella la represión costosísima. Los cientos (sin exagerar) de combatientes mexicanos regresaron contritos y nunca más se organizaron sino que algunos adhirieron a lo que había y unos cuantos, muy pocos, escribieron sus memorias, mientras el fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Tomás Borge, publicaba su homenaje pagado a Carlos Salinas de Gortari que Excelsior repartió de pilón a sus suscriptores. Si Fidel había merecido libro-homenaje de Borge, Salinas también que para eso tiene tanto dinero y tantos gestores. Cuando los acuerdos de paz fueron firmados en Chapultepec, nos escandalizamos y conservamos la foto del excomandante del ERP Joaquín Villalobos entregando a Salinas su fusil encomendado por Fidel. Más claro ni el agua. El Ejército Revolucionario del Pueblo cambió de nombre para ser Encuentro de reconciliación o algo así. Nadie levantó la voz cuando se supo que el asesino de Roque Dalton, asesoraba al gobierno de México sobrevolando Chiapas y explicando la estrategia de contrainsurgencia recomendada también para Colombia. Una jugosa beca en Oxford dio la afirmación y difusión para mostrar a Villalobos habitando lujoso departamento mientras otros como Fermán Cienfuegos difundían libelos infamantes contra Salvador Cayetano Carpio, el legendario comandante Marcial de las FPL, quien hubo de cometer suicidio luego de ser inculpado del asesinato de la comandante Ana María en Managua. Años después fue exculpado pero en los meses posteriores a abril de 1983 llovieron las calumnias de parte de los comprometidos con el diálogo y negociación repudiadores de la guerra popular prolongada para todo Centroamérica. La tragedia no mereció explicación política porque las reuniones muy publicitadas en Contadora, Panamá abrían paso a los oportunistas. Se encumbró en las FPL Leonel González hasta el punto de avanzar en 2009 a la vicepresidencia de El Salvador como Sánchez Cerén, autor de un libro justificatorio sólo replicado por el puntual compañero Antonio Morales Carbonell.
Y aquí está el meollo porque la cacareada solidaridad internacionalista sólo aparece ahora como filantropía o denuncia civil. La tradición riesgosa de apoyar revoluciones desde México, tuvo cientos de combatientes con José Martí y Antonio Maceo, con el sandinismo, los pueblos organizados de Guatemala, Chile, Vietnam, Cuba, Colombia, Venezuela, unos cuantos en Bolivia y Los Andes a cambio del silencio, la indiferencia, y los pocos que calladamente militan en organizaciones político-militares. Salvo el EZLN por vías civiles en un movimiento novedoso, las masacres, desapariciones, ejecuciones, prisiones injustas, no merecen la atención de las organizaciones hermanas pero tampoco de quienes sobrevivieron gracias al amor solidario del pueblo de México. Ni una sola voz que no haya sido la de Herman Bellinghausen y Luis Hernández, mexicanos ambos, denunció la presencia traidora de Villalobos, sus incursiones en la revista Nexos y en la televisión de Milenio diario, presentándose como asesor del gobierno de México. A cambio, Jorge Castañeda lo colmó de elogios. Nadie, nada respondió, ni los hijos ni los familiares de los caídos, ni los combatientes otras veces testimoniantes como el esforzado Héctor Ibarra Sánchez autor de ignorados libros editados con mil esfuerzos sobre su militancia en el ERP y en especial en la Brigada Arce Zablah.
La vergüenza política sustituye a nuestro apasionado apoyo a lo que creímos revolucionario porque lo fue hasta concretarse en relaciones personales entrañables ahora extintas, salvo dos o tres excepciones, las de POR ESTO! por ejemplo ejemplar, la del Gato en la árida Europa. Ni el consuelo me queda del comandante más limpio de las FPL y del Frente Clara Elizabeth Ramírez, quien luego de sobrevivir vendiendo cosas fue expulsado por la seguridad de la UNAM. Las grandes alamedas de Salvador Allende se han cerrado y la democracia electorera y convenenciera hace estragos no sólo en Chile.

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