MUJERES DE OTRO MUNDO

MUJERES DE OTRO MUNDO.

Alberto Híjar.

A media película Autonomía zapatista, otro mundo es posible, un dueto femenino perfectamente armonizado canta: “estaba yo pensando y no puedo comprender que caso tan curioso es el de la mujer trabaja como burro y a la hora de cobrar le dan una patada y vuelta a trabajar”. La cámara, en tanto, recorre dos nutridas trenzas adornadas con sendos moños rosas. Todo esto ocurre cuando se ha narrado el resumen de las seis Declaraciones de la Selva Lacandona, de la marcha de los 1111, de la comparecencia de la comandante Esther en la Cámara de Diputados, de la traición del gobierno de Zedillo y los partidos políticos a los Acuerdos de San Andrés Sacamchen, del acoso militar y paramilitar a las Juntas de Buen Gobierno. Las presencias femeninas son constantes en las tareas de construcción del otro mundo posible. Lo mismo enfrentan a empujones a los soldados invasores que garantizan la atención a los derechos humanos, la salud, la comunicación, la ecuación comunitaria. Esta se concreta en la estancia mensual de niños, niñas y jóvenes con los profesores comisionados en albergues donde la instrucción pública y gratuita alcanza su máxima expresión social con la disciplina que fija horarios y vuelve natural la convivencia sin discriminación alguna, hasta en el fútbol donde las mujeres participan al parejo de los hombres.
El paliacate o el pasamontañas es asumido como garantía de seguridad de todos y cada uno. La identificación de una puede conducir a la represión de su familia, sus allegados, la comunidad entera. De ahí que luego de los trámites para la filmación de la película, la seguridad comunitaria vigile que nadie se pase de listo. Hay, sin embargo, licencias como la de la bella joven comisionada que explica los derechos humanos. Se trata de una muchacha morena de excepcional belleza que ya la hizo de actriz en una película de ficción amorosa con guión de Hermann Bellinghausen, el cronista fundamental del EZLN, Los Caracoles y los pueblos en la zona de influencia zapatista. Corazón del tiempo con Rosi Barrios será presentada con Autonomía zapatista en el Festival de Guadalajara, de modo de hacer común (Negri dixit) lo que no tiene ya porque ser clandestino.
Mujeres muy jóvenes tallan dentaduras y prótesis en la clínica dental iniciada por la Universidad de Milán, una partera explica como enseña a las aprendices, otra muestra el orden de la herbolaria y la necesidad de salir al campo a reconocer las especies curativas, todo gratuito, todo comunitario con cuentas claras, comisiones rotativas, garantía de cuidado de cultivos y familias para las y los comisionados. El género se disuelve en las responsabilidades pero, advierte una entrevistada, pesa el miedo histórico de asumir tareas para las que quizá no hay capacidad. La práctica prueba lo contrario al aparecer la experiencia administrativa femenina con su eficiencia de siglos probada en la casa. El recuerdo de compañeras ejemplares como la Comandante Ramona o la compañera Lucha que no llegó a vivir los MAREZ y las Juntas de Buen Gobierno son guía histórica y social. Y no es que las compañeras de Arte, Música y Video y el productor en jefe se hayan propuesto una obra feminista sino que han sabido cumplir el mandar obedeciendo al no imponer prejuicios en la narración a cambio de dejarse llevar por ese alubión de conciencia histórica y social que ha conmovido al mundo entero. Hay que ver estas películas. En el Instituto Tecnológico de Zacatepec donde se forman ingenieros causó conmoción Autonomía zapatista y la mención obligada a las películas sobre Atenco de la misma productora.

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