Las Lineas Montemayor

LAS LINEAS MONTEMAYOR

Alberto Híjar.

Carlos Montemayor reunió en su escritura y persona las líneas que lo habrán de sustituir separadas y sin el poder personal que ganó para estar lo mismo con la lucha armada que ofreciendo comentarios en Televisa, aceptando honores como el Premio Nacional de Literatura y Lingüística construyendo es poéticos con hablantes y escritores indígenas y practicando el canto operístico. En la mejor tradición liberal, hizo del periodismo un recurso de alerta contra el terrorismo y la violencia de Estado, problema que eligió tratar en su libro póstumo. Todo esto es mucho y nadie hay para recuperarlo solo.

LINEA 1.- El sentido erótico profundo de los pueblos irreductible a la melcocha redundante de la industria del espectáculo, concreta la traducción de Carmina Burana, esos cantos de los goliardos que Carl Orff redujo a la dimensión orquestal con singular éxito público. Pero el aire gregoriano de esta música profana da a entender una orientación mística y hasta eclesiástica que no corresponde a lo hecho por los monjes rebeldes que llenaron tabernas y plazas con sus cantos y recitaciones cargadas de festiva ironía y sarcasmo. Sarcasmo ante el autoritarismo de los monasterios, ironía para introducir el amor pagano entre el reconocimiento de los dones de la naturaleza como creación de un dios incluyente del placer. Traducir Carmina Burana es plantear una línea práctica hostil a la inmolación martirológica constante en las organizaciones político-militares incapaces de imponer otra disciplina que la de las sectas religiosas. Sólo hay que ver las secciones poéticas de las organizaciones inspiradas en los usos y costumbres plañideros del peor romanticismo apenas interrumpido en el mejor de los casos por Roque Dalton a quien no acabamos de valorar. De aquí la importancia de asumir Carmina Burana como tradición popular profunda.

LINEA 2.- Los clásicos griegos y romanos siempre malversados como principio histórico de la Filosofía. Recientemente, León Portilla llamó al reconocimiento de los textos indígenas americanos para contradecir a los cursos de las escuelas de filosofía iniciados con el dedicado a los presocráticos y hasta Platón. Inferir de unos cuantos fragmentos toda la historia de la filosofía, europea por supuesto, es por lo menos exagerado. Criticar este falso pasado al fin colonial, hizo de Montemayor un hablante y escritor del griego y del latín y un crítico de Píndaro y Esquilo para deslindar y articular la poesía cósmica y humanista como fundamento del saber pleno. Internacionalista anticolonial, plantea esta línea como necesaria y no se ve quien la siga.

LINEA 3.- Los movimientos guerrilleros contra el Estado resultan en Montemayor novelista, periodista y activista por los derechos humanos, una respuesta al estatocentrismo histórico. Tanto la historia escolar desde la primaria hasta los posgrados como las vulgaridades conmemorativas disneylandizadas, hacen de la construcción del Estado-nación el fundamento de la historia nacional a pesar de las evidencias de la reducción del Estado a los intereses del contratismo globalizado. De aquí la importancia de la narrativa y la práctica militante como defensor de los derechos humanos por Carlos Montemayor tan caro para quienes aclaran la guerra de Independencia y la Revolución de 1910 como brillantes y decisivas acciones de guerrilleros insobornables, los mismos que Adolfo Mexiac significa en el gran grabado en caoba en el vestíbulo de la Cámara de Diputados cerrado para impedir la entrada del pueblo organizado. Oponer a la propaganda televisual malversadora del mural como historia carrancista y contrarrevolucionaria es una de tantas urgencias de la línea histórica necesitada de crítica a las ideologías estatistas kantianas y sus secuelas de pueblo sin historia obligados a someterse a los Estados fuertes.

LINEA 4.- Poesía y canto irreductibles a la operística y a la ensoñación sin más, adquieren en la obra total de Carlos Montemayor una dimensión popular transformadora del lenguaje para sacarle todo el jugo placentero. Totalizar al Universo, apropiarse de lugares y personas lejanas en la geografía, es un recurso de crecimiento personal que recuerda la entrañable relación de Marx como Heine y con los novelistas y poetas para incluir en las reflexiones sobre el capital, la precisión profundizadora de los escritores sin pretensiones teóricas pero con una gran capacidad de apropiación de la vida compleja, natural, libertaria y por tanto, incluyente de los decires de los escritores en lenguas indígenas.

No hay candidato a la suplencia de Carlos Montemayor. Habrá que ver si podemos construir relevos colectivos porque si no, también en esto quedaremos a merced de poetastros y escritorcetes de Estado. De aquí la importancia de las líneas Montemayor como punto de partida de un programa cultural revolucionario.

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