EPILOGO DE UNA DESAPARICION

EPILOGO DE UNA DESAPARICION

Alberto Híjar
Diciembre 2010.

Los intelectuales orgánicos del Estado opresor desparramados en periódicos, revistas, televisoras y radios, desconfían de los Misteriosos Desaparecedores y del comunicado de la Red por la Transformación Global que firma con la consigna ¡contra la injusticia y la impunidad ni perdón ni olvido! La contrainsurgencia ordena ignorar esta fuente a cambio de despotricar en defensa del Estado de Derecho. Para nada cuenta la argumentación impecable, las pruebas de las complicidades de los criminales de Estado interpelados por el secuestrado para cooperar con el rescate en cumplimiento de pactos y servicios cumplidos, las certezas diarias de la impunidad de los sobornados, los defraudadores, los contratistas multimillonarios fuera de toda legalidad.
El comunicado es tan largo que exigió dos partes para su difusión. Pero nueve páginas no son tantas como para ignorarlo. La teoría de la violencia se sustenta en la pertinente cita de Bertold Brecha orientada a “la creación de circunstancias en las que el matar ya no sea provechoso para nadie”. Imposible cumplir esto por los Estados capitalistas en la fase imperial que lleva al planeta entero al colapso y mientras causa desastres nada naturales que arrasan ciudades, pueblos, comunidades, incluyendo las afectadas del Primer Mundo. Igual se ha ignorado la decisión del gobernador de Tabasco de no tratar más con la Comisión Federal de Electricidad y la Comisión del Agua a cambio de exigirle a Calderón suspender la estrategia de control de presas y ríos en beneficio de los consorcios que se han adueñado del agua y la energía. Exige planificar integralmente la salvación de la tierra, sus frutos, sus trabajadores. Nadie se ocupa de la argumentación del químico Granier y hasta el año próximo otra vez estarán cámaras y micrófonos con corresponsales enojados que acompañarán a altos funcionarios con cara de circunstancia ofreciendo la ayuda que por los daños acumulados por sexenios, resulta insuficiente e insulta a los damnificados. Debiéramos celebrar que aparezca una Red por la Transformación Global evidentemente necesaria para enfrentar el desastre mundial causado por la voracidad capitalista, no por la naturaleza siempre pródiga y bien dispuesta para armonizar con la humanidad si ésta deja de funcionar por la máxima ganancia.
La fase histórica está suficientemente descrita en el Epílogo de una desaparición. El Estado también como promotor y administrador (malo) de los grandes negocios que a tantos explotadores favorecen como los “benefactores” del secuestrado: Salinas, Slim, Roberto Hernández, Harp, Bailleres, Claudio X González, Servitje, Zambrano, Azcarraga, Salinas Pliego, Quintana, Ignacio Loyola que malgobernara Querétaro, Gamboa Patrón, los cardenales Sandoval y Rivera, el obispo Cepeda, Roberto Madrazo, Hank Ronh, Creel, Peña Nieto, Romero Dechamps, Elba Esther Gordillo. La alusión al narco se impone con la cita de responsables de la seguridad nacional desde el actual García Luna hasta gobernadores y torturadores asesinos como Acosta Chaparro, Quiroz, Nazar y abogados y expertos financieros que los acompañan como el propio secuestrado enormemente adinerado gracias a su “triple carácter de funcionario de Estado, empresario y abogado en demandas contra el erario público”.
Sólo habría que objetarle al claridoso comunicado ignorado por los intelectuales sicarios, la calificación del Estado como mínimo”(sin responsabilidades sociales y de economía abierta, privatización y apertura comercial a capitales trasnacionales)” porque tras la proclama neoliberal de adelgazar al máximo poder republicano, ha seguido la conexión impulsada desde los coordinadores del Imperio para intervenir y hacer reformas constitucionales que permitan garantizar la explotación extrema de todo lo existente sin violar la ley ejercida desde y por la clase en el poder estatal. Esta tradición religiosa es increíble pero cierta y Calderón no deja de insistir con sus corifeos en la urgencia de liquidar las leyes del trabajo y los trabajadores y la fiscal, para ya no tener conflictos jurídicos con lo que resta los derechos históricos de todos violados día con día bajo protección de “todo el peso de la ley” ejércitos y policías incluidos. Esta estrategia no es propia de un estado mínimo o fallido. Que las cosas salgan mal al Estado en la rebatinga de los grupos de poder económico-político no significa que el Estado renuncie a su poder y su fuerza. Incluso quienes dentro de él plantean la vía radical, título de un libro reciente de Porfirio Muñoz Ledo, llaman a la reforma constitucional y llegan hasta a proponer una nueva constitución, pero siempre en los límites del Estado que dejó de ser nación desde su inicio histórico. Todo esto tiene consecuencias prácticas porque el Estado al máximo de su capacidad represiva y explotadora, requiere radicalismo en las apreciaciones teóricas e ideológicas y una estrategia a la altura del Imperio al que pertenece y ya sin el cuento de la unidad nacional esgrimido por la minoría de explotadores.

Alberto Híjar

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