Posted tagged ‘Comuna de París’

DEMOCRACIA AGÓNICA

marzo 3, 2011

DEMOCRACIA AGÓNICA

Alberto Híjar Serrano
18 febrero 2011

Hasta aquí llegó el proyecto histórico burgués de la democracia. Nunca se realizó más que en los momentos insurreccionales de las revoluciones. En 1789 los revolucionarios franceses proclamaron ¡libertad, igualdad, fraternidad! Para lograrlo ejercieron la dictadura y estrenaron la guillotina contra los reyes, los cortesanos y uno que otro que no debió morir así, Lavoisier, por ejemplo, el fundador de la ciencia de la química. En 1776, trece colonias de puritanos ingleses declararon en el norte de América su independencia de la corona británica y construyeron una federación exterminando a los pobladores originarios como parte de un proyecto fundamentalista colonial a nombre del destino manifiesto. Entre 1848 y 1871, en Francia cayeron reyes luego de la dictadura de Napoleón Bonaparte y el proyecto democrático se extravío entre guerras imperiales y de expansión colonial, mientras en América los estados resultantes de las revoluciones de independencia intentaban la democracia ante los obstáculos del expansionismo yanqui y los imperativos de la acumulación capitalista mundial.

La Comuna de Paris de 1871 mostró en menos de dos meses de acción lo que podía ser la democracia desde abajo, con la Asamblea de delegados sin más privilegio que el de cumplirle al pueblo que podía revocar su cargo. La revolución simbólica encabezada por Gustave Courbet derrumbó la Columna Vendome hecha con el metal de las armas de los ejércitos vencidos con un ridículo Napoleón en el remate, y escritores del calibre de Baudelaire colaboraron en el excelente periódico donde se reseño la ocupación del Templo Expiatorio por el acuerdo de anular la expiación de la culpa de haber guillotinado a los reyes y su corte. “Asalto al cielo” dice Marx que fueron los dos meses escasos que duró el gobierno de los trabajadores al fin masacrados por la Santa Alianza con sobrevivientes enviados a una isla muy lejana para evitar toda relación con el continente europeo que vio con estupor el ejercicio de la democracia plena con representación verdadera y participación directa de todo aquel que probara su combatividad sin importar nacionalidad y sin entregar las armas a la monarquía bien refugiada en algún castillo mientras exigía a los comuneros enfrentar la invasión prusiana. Parecía culminar así la alegoría pintada por Eugene Delacroix de la Libertad con gorro frigio y pecho desnudo guiando al pueblo con el toque de un tambor en manos de un niño de la calle escoltado por un empleado pobre y una legión de artesanos y sirvientes de los ricos.

Algo ejemplar hay en esta representación reproducida en Francia todo el tiempo en cajas de galletas, de fósforos, calendarios, portadas de libros y revistas, hasta el punto de su discusión en los setenta en un coloquio organizado por Nikos Hadjinicolaou sobre la base de su escandaloso concepto de “ideología en imágenes” que tanto disgusta a los arte puristas.

De traspié en traspié por la desigualdad económica, la democracia burguesa ha engendrado partidos políticos representativos de los intereses de los consorcios y de los cacicazgos institucionales que los garantizan.

Los partidos y las elecciones bien pueden reducirse a la imagen del dictador que cambia de rostro pero no de identidad cada cuatro o seis años, tal como René Avilés narra en El Gran Solitario de Palacio. Con la globalización salvaje del capitalismo, la crisis de muerte de los estados-nación los convierte en administradores de ella y de los designios imperiales. Los planes maestros los hacen el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y los tratados político-militares que reducen al mundo entero en territorios peligrosos para la seguridad nacional yanqui. La necesidad de petróleo, biodiversidad, metales estratégicos y agua explican la ocupación económica, política y militar del Imperio al que los proyectos locales de democracia sólo importan en la medida en que permanezcan en manos de sus aliados y cómplices.

La soberanía emanada del pueblo, según rezan las constituciones políticas burguesas, ha desaparecido. Recientemente, matan a un policía yanqui en una carretera de San Luis Potosí y llega el FBI a ponerse al frente de la investigación armas en mano, cosa que no ocurre cuando los asesinados son pobres migrantes mexicanos o centroamericanos abatidos por disparos nada accidentales de los impunes Rangers de la Patrulla Fronteriza.

La insurrección árabe resulta ejemplar por lo que tiene de rechazo organizado desde las redes sociales contra las dictaduras y por el potencial popular manifestado con grandes movilizaciones exigiendo democracia sin representaciones ni comisiones espurias de por medio. Los cómplices imperiales de los dictadores ofrecen su mediación y Obama llama a la paz y al orden con la Comunidad Europea dispuesta a coadyuvar para que fluya el petróleo, el Canal de Suez no peligre, Israel mantenga su guerra de exterminio contra los palestinos, los saharauis no levanten cabeza y los ejércitos pertrechados por los poderes imperiales no vayan a ponerse del lado del pueblo insurrecto y apenas armado con piedras y palos.

Pase lo que pase, la insurrección árabe prueba la imposibilidad histórica de la democracia burguesa porque el colonialismo resurgido ya impide el poder popular. La silenciosa, inútil y perezosa ONU entrará al rescate con ejércitos de paz y las dictaduras seguirán vivas sin el estorbo de ancianos decrépitos multimillonarios e impunes, porque ni Mubarak, ni Baby Doc, ni Berlusconi o cualquier otro sátrapa incluyendo a los de México o a los bananeros como Daniel Ortega y su Rosario Murillo, serán jamás enjuiciados y castigados. Una vez garantizada su impunidad se retiran a gozar de sus enormes propiedades mal habidas. La democracia burguesa ha muerto y apesta en su putrefacción global.

ENCUENTRO SOCIALISTA

junio 6, 2010

ENCUENTRO SOCIALISTA

Alberto Híjar.
Inasistente al Primer Encuentro de Socialistas Mexicanos del 27 de marzo de 2010 en el Teatro del Pueblo del mercado Abelardo Rodríguez, el Taller de Construcción del Socialismo comparece tarde pero a tiempo con el señalamiento de puntos estratégicos.

La descripción histórica de la izquierda revolucionaria formulada a partir del escrito de los compañeros Antonio González y Joaquín H. Vela y el bien estructurado temario, ignoran tanto la caracterización del Estado como su extinción. Ambos puntos son caros para el TACOSO que en especial ha estudiado y difundido el breve texto del economista cubano Luis Marcelo Yera titulado En busca del paradigma perdido de Marx y Engels. El texto de 35 páginas tamaño un cuarto de carta editado por rebeliones de la Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2004, resume los planteamientos de los fundadores del marxismo y el leninismo para orientarlos hacia la actualidad donde nadie en sus cabales históricos repetiría el socialismo real. Todo habría que orientarlo hacia el problema de la sustitución paulatina o violenta del Estado-nación agónico en la globalización a cambio de lo que Marx llama en su reflexión sobre la Comuna de París “corporaciones de trabajo”. Veamos una cita de Yera: “sociedades cooperativas unidas ha de regular la producción nacional con arreglo a un plan común tomándola bajo su control y poniendo fin a la constante anarquía y a las convulsiones periódicas, consecuencias inevitables de la producción capitalista”. Basta este párrafo de La guerra civil en Francia para echar a andar la discusión sobre a) el cooperativismo, avance en el capitalismo, retroceso en el socialismo según el Che, b) la anarquía como espejismo del Estado capitalista en el umbral del militarismo y el bonapartismo que habría que precisar con la inclusión de los planteamientos anarquistas libertarios de Proudhon, Blanc y Blanqui tan influyentes en la Comuna de 1871, a la par de Bakunin y Kropotkin, c) “las consecuencias inevitables” que no lo son tanto como lo prueba la debacle soviética y los recursos de sobrevivencia capitalista culminados en el Imperio; d) la fase histórica sobre todo la fase superior que ya no fue el imperialismo sino el Imperio como poder mundial a cargo del BM, el FMI, la OCDE y los tratados y convenios militares. Es tan importarte todo esto que el TACOSO apenas puede proponerlo como temario por discutir.

El otro punto clave tiene que ver con el escrito del compañero Luis Ramos sobre el sindicalismo y el movimiento obrero. Estudioso de las reflexiones de Antonio Negri y Michael Hardt, el TACOSO considera la crisis del movimiento obrero y el proletariado reducidas a la potencialidad presente en las primeras movilizaciones del SME, por ejemplo, antes de que su dirección optara por las malas compañías bejaranianas en su afán de contener la represión, todo lo cual no sólo coloca a la defensiva a los socialistas y más a los comunistas y anarquistas libertarios, pero no sólo, sino que obliga a discutir el lugar de los sindicatos como lo propone el temario del Primer Encuentro (¿primer?, ¿no ha habido otros?) a fin de afrontar la reforma laboral de Estado sin caer en la defensa carrancista del artículo 123 constitucional. Toyotización llaman Negri y Hardt al proceso incluyente del fordismo, el taylorismo y hasta el stajanovismo productivista hasta el punto de asegurar que el proletariado no existe más como clase social y de él no queda más que una potencialidad histórica reactivable siempre y cuando se supere el obrerismo y el sindicalismo a ultranza.
Pero el problema lo agrava la coexistencia de la premodernidad, la modernidad y la postmodernidad, todo lo cual exige precisar la fase histórica. Es mucho y todo parece una cuestión teórica y sí, el TACOSO reivindica la urgencia de la teoría contra el pragmatismo y sus secuelas oportunistas y electoreras. Por esto saluda a las organizaciones promotoras del Primer Encuentro de Socialistas Mexicanos del que espera la construcción de redes teórico-prácticas a la altura de la crisis, bienvenida si da lugar al poder de los trabajadores todos, los escasos sindicalizados, los migrantes, los de la economía informal, los autogestivos y comunitaristas, los cooperativistas, los pensionados y jubilados, los desempleados, siempre y cuando se orienten por liquidar la propiedad privada sobre los medios de producción y a la par, toda estatolatría.

Encuentro Socialista

abril 6, 2010

ENCUENTRO SOCIALISTA

Alberto Híjar.
Inasistente al Primer Encuentro de Socialistas Mexicanos del 27 de marzo de 2010 en el Teatro del Pueblo del mercado Abelardo Rodríguez, el Taller de Construcción del Socialismo comparece tarde pero a tiempo con el señalamiento de puntos estratégicos.

La descripción histórica de la izquierda revolucionaria formulada a partir del escrito de los compañeros Antonio González y Joaquín H. Vela y el bien estructurado temario, ignoran tanto la caracterización del Estado como su extinción. Ambos puntos son caros para el TACOSO que en especial ha estudiado y difundido el breve texto del economista cubano Luis Marcelo Yera titulado En busca del paradigma perdido de Marx y Engels. El texto de 35 páginas tamaño un cuarto de carta editado por rebeliones de la Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2004, resume los planteamientos de los fundadores del marxismo y el leninismo para orientarlos hacia la actualidad donde nadie en sus cabales históricos repetiría el socialismo real. Todo habría que orientarlo hacia el problema de la sustitución paulatina o violenta del Estado-nación agónico en la globalización a cambio de lo que Marx llama en su reflexión sobre la Comuna de París “corporaciones de trabajo”. Veamos una cita de Yera: “sociedades cooperativas unidas ha de regular la producción nacional con arreglo a un plan común tomándola bajo su control y poniendo fin a la constante anarquía y a las convulsiones periódicas, consecuencias inevitables de la producción capitalista”. Basta este párrafo de La guerra civil en Francia para echar a andar la discusión sobre a) el cooperativismo, avance en el capitalismo, retroceso en el socialismo según el Che, b) la anarquía como espejismo del Estado capitalista en el umbral del militarismo y el bonapartismo que habría que precisar con la inclusión de los planteamientos anarquistas libertarios de Proudhon, Blanc y Blanqui tan influyentes en la Comuna de 1871, a la par de Bakunin y Kropotkin, c) “las consecuencias inevitables” que no lo son tanto como lo prueba la debacle soviética y los recursos de sobrevivencia capitalista culminados en el Imperio; d) la fase histórica sobre todo la fase superior que ya no fue el imperialismo sino el Imperio como poder mundial a cargo del BM, el FMI, la OCDE y los tratados y convenios militares. Es tan importarte todo esto que el TACOSO apenas puede proponerlo como temario por discutir.

El otro punto clave tiene que ver con el escrito del compañero Luis Ramos sobre el sindicalismo y el movimiento obrero. Estudioso de las reflexiones de Antonio Negri y Michael Hardt, el TACOSO considera la crisis del movimiento obrero y el proletariado reducidas a la potencialidad presente en las primeras movilizaciones del SME, por ejemplo, antes de que su dirección optara por las malas compañías bejaranianas en su afán de contener la represión, todo lo cual no sólo coloca a la defensiva a los socialistas y más a los comunistas y anarquistas libertarios, pero no sólo, sino que obliga a discutir el lugar de los sindicatos como lo propone el temario del Primer Encuentro (¿primer?, ¿no ha habido otros?) a fin de afrontar la reforma laboral de Estado sin caer en la defensa carrancista del artículo 123 constitucional. Toyotización llaman Negri y Hardt al proceso incluyente del fordismo, el taylorismo y hasta el stajanovismo productivista hasta el punto de asegurar que el proletariado no existe más como clase social y de él no queda más que una potencialidad histórica reactivable siempre y cuando se supere el obrerismo y el sindicalismo a ultranza.
Pero el problema lo agrava la coexistencia de la premodernidad, la modernidad y la postmodernidad, todo lo cual exige precisar la fase histórica. Es mucho y todo parece una cuestión teórica y sí, el TACOSO reivindica la urgencia de la teoría contra el pragmatismo y sus secuelas oportunistas y electoreras. Por esto saluda a las organizaciones promotoras del Primer Encuentro de Socialistas Mexicanos del que espera la construcción de redes teórico-prácticas a la altura de la crisis, bienvenida si da lugar al poder de los trabajadores todos, los escasos sindicalizados, los migrantes, los de la economía informal, los autogestivos y comunitaristas, los cooperativistas, los pensionados y jubilados, los desempleados, siempre y cuando se orienten por liquidar la propiedad privada sobre los medios de producción y a la par, toda estatolatría.