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Narrar la Guerrilla

abril 6, 2010

NARRAR LA GUERRILLA

Alberto Híjar.

Para ponerme en situación recordatoria del operativo militar del 13 y 14 de febrero de 1974 contra un grupo de Monterrey, una casa en Nepantla donde fueron masacrados cinco, mi secuestro y tortura y la persecución en los alrededores de Ocosingo del dirigente de las FLN César Yañez y otros compañeros al fin ejecutados y desaparecidos, leo historias de guerrilla. Consigo La sangre vacía (1982-1987 SEP, Oasis) de Rubén Salazar Mallén y encuentro una narración telegráfica a saltos continuos entre situaciones y personajes donde la violencia arbitraria conduce secuestros y ejecuciones por estudiantes universitarios protegidos en casas de seguridad que salvo una a cargo de un cuidador que no entiende mayor cosa por ser trabajador del campo y otra que alquilan al fina, son sus propios departamentos. Van cayendo uno a una y el jefe cada vez más desalmado, se enreda con la esposa de un profesor victimado a quien asfixia para terminar con sus deslices burgueses. El mismo termina asesinado por uno de sus subordinados enfurecido ante la sarta de errores de la organización. Se atribuye, pese a no ser mencionada a la Liga 23 de Septiembre este comportamiento furioso dispuesto a la inmolación justificante sin más. En excelente prólogo Evodio Escalante responde a la pregunta sobre la actualidad de la obra de Salazar Mallén explicada por su paso del vasconcelismo al comunismo partidario, al fascismo como oposición radical al socialismo, todo lo cual construyó rabiosas denuncias literarias desde Cariatide (1932) luego titulada Camaradas (1959) hasta toda su obra periodística, novelística y de cuentos e incursiones tabernarias con los amigos que le decían La Suástica por la hemiplejia que lo marcó de por vida. Quien sabe como habrán sido sus clases en Ciencias Políticas de la UNAM. Prestigiado como escritor maldito y anticomunista de tiempo completo, logra verosimilitud por la vía de ocultar la verdad. La violencia gratuita no llega a ser señal de la supuesta formación marxista-leninista ni cometiendo el anacronismo de citar como fuente de inspiración de los conjurados la novela de Andreiev, Saschka Yegulev cargada de disposición al martirio justificante de los sacrificios como en las mentirosas vidas de santos y vírgenes.
Tampoco en un voluminoso escrito inédito de prisión sobre la 23, hay más que un sabroso montaje de personajes con formaciones escolares y familiares reales, lo mismo del guerrillero que del agente federal. La precisión de los datos y los procesos organizativos diversos resultan peligrosos cuando incluyen a combatientes actuales. Lo verosímil apoyado en la verdad histórica reduce la literatura a incursiones estilísticas donde los usos del lenguaje sofisticado o rural según el caso, concretan una dialéctica narrativa riesgosa para los sobrevivientes por lo que tiene de registro testimonial con nombres y apellidos oficiales. Otra cosa sería aclarar los mitos y mentiras, los yerros policíacos como el del parte militar de la masacre de Nepantla por las partidas militares y policíacas que creyeron enfrentar a la 23 que recién había atacado un tren en Xalostoc, a 100 kilómetros de Nepantla. Debió haber reprobado el curso de lectura de mapas el oficial a cargo.
El problema es asumir la dialéctica narrativa como contradicción entre lo verosímil y lo verdadero con la condición de preservar nombres, apellidos, lugares, fechas ante el peligro de que sirvan a la represión. Aquí no es cosa de afirmar como lo hace Enrique González Rojo al poetizar un operativo revolucionario, que se tiene la seguridad de que los policías no leen poesía. Ahora con el CISEN es otra cosa porque en el trabajan universitarios, escritores y profesores. Algunos son tan tontos como Alán Arias, un exapuesto bolchevique post68 quien no supo descifrar entre las bromas del Subcomandante Marcos su origen universitario. Me telefoneó con insistencia cuando salí libre bajo fianza y nunca le contesté. Seguro quería lavar su tontería lo cual logró al participar del lado enemigo en los diálogos de San Andrés. En fin, de los años filosóficos, dos líneas aparentemente irreconciliables fueron activadas por el innovador y muy efectivo discurso del Sub. Una es la Filosofía como arma de la revolución (1968), según titularon los editores a una famosa entrevista a Louis Althusser. El izquierdismo implícito del título se vuelve otra cosa al reivindicar la praxis para dar lugar al encuentro del discurso de la acción revolucionaria teórico-práctica. La otra clave es la microfísica del poder de Foucault, esa aparente sutileza concretada en la vida cotidiana que pareciera disolver la lucha de clases cuando en realidad la concreta. El sarcasmo y la ironía son exigencias del deslinde de las abstracciones filosóficas vacías, las pseudoconcreciones contra las que alerta Karel Kosik y las referencias a las marcas y logos de la ideología mercantil y a las figuras y figurillas advertidas por Julius Fusik mientras esperaba la muerte en el campo de concentración, dan lugar a la dialéctica justa entre verosimilitud y verdad. El Taller de Arte e Ideología hizo un cartel sobre este punto con todo y el texto de Fusik al centro. La dialéctica deseable es justa porque no entrega a la injusticia burguesa a nadie para lo cual hay una esforzada producción de noveletas, literatura disminuida y pequeña según los eurocentristas, con una tradición tan insurgente como la de Fernández de Lizardi, Guillermo Prieto, Riva Palacio, donde habría que encontrar la verdad verosímil de temas tan malditos y maltratados como el bandolerismo y la guerrilla.

IMPUNIDAD

septiembre 19, 2009

IMPUNIDAD

Alberto Híjar.

Puntual como siempre, Hermann Bellinghausen informa de los trabajos del Encuentro Americano contra la Impunidad celebrado el fin de semana del 20 y 21 de junio en el Caracol de Morelia, Chiapas. En principio anotó la injusta prisión de los siete ejidatarios tzeltales de San Sebastián Bachajón luego de ser torturados y acusados por asaltar caminos cuando todo lo que hacen es defender su territorio amenazado por los planes turísticos del gobierno de Juan Sabines a quien paradójicamente La Jornada dedica diarios reportajes y alguna que otra inserción pagada con todo y fotos de sus celebraciones. Por estos días, comenta el cronista de las Juntas de Buen Gobierno, los Municipios Autónomos Rebeldes y Los Caracoles, el CISEN y los gobiernos local y federal hostigan al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas en las personas de dos de sus miembros gozosos por el premio Príncipe de Asturias ganado a pulso por la benemérita institución.
Distinguidas presencias fueron recibidas por la comisión formada por jóvenes mujeres. Luis Villoro, el filósofo autor del clásico Los grandes momentos del indigenismo en México, afirmó la caducidad del indigenismo paternalista y manipulador aunque nada dijo sobre su responsable actual, el panista histórico Luis H. Álvarez coludido con las infamias del gobernador Sabines. Hugo Blanco llegó desde Los Andes donde en los sesenta encabezó una importante rebelión. Vino para insistir en la gravedad de la masacre de Bagua, Perú contra los pueblos amazónicos “los más primitivos desde el punto de vista occidental pero también menos contaminados por los males del mundo moderno”. Al movimiento de los Sin Tierra de Brasil los representó Camilo dos Santos y al Congreso Nacional Indígena Juan Chávez quien leyó la Declaración de Santa María Ostula. Carlos Fazio y el activista paraguayo Martín Ahumada denunciaron la impunidad de los asesinos de pueblos y comunidades y por su parte Humberto Miranda denunció los crímenes yanquis contra Cuba dolida por los cinco patriotas presos en Estados Unidos. Fueron muchas más las denuncias y las impunidades dichas en el Encuentro.
Basta con revisar las secciones locales de la prensa para advertir la impunidad. Las luchas populares suelen incluirse en las páginas de los crímenes comunes. En Oaxaca, el inculpado por el asesinato de Brad Will enfrenta la cuarta orden de aprehensión pese a los amparos ganados ante la falsedad probada de los testigos comprados por el gobierno criminal de Ulises Ruíz. El Comité Hasta Encontrarlos aprovechó el Día del Padre para insistir en la presentación de Edmundo Reyes y Gabriel Alberto Cruz del EPR a la que suman la de Francisco Paredes de la fundación Diego Lucero, la del chatino Lauro Juárez y la denuncia del asesinato de Raúl Lucas y Manuel Ponce de la Organización por el futuro del Pueblo Mixteco de Ayutla. Defensor de la Huasteca Potosina, José Antonio Dorantes “El Hierbas”, ha sido aprehendido y encausado por un supuesto delito en julio de 2000 cuando andaba en Jalpilla muy lejos de donde fue retenido un vehículo con todo y conductor para que la empresa de autobuses se hiciera cargo del atropellamiento y muerte de una niña. De índole semejante es la acusación contra la Delegada de Zacacuautla Filiberta Nevado y sus compañeros defensores del bosque y el agua que atravesaron una patrulla en la carretera a Honey para llamar la atención contra las autoridades municipales, la SEMARNAT y la Secretaria de Gobernación de Hidalgo empeñadas en proteger a los taladores y en especial al cacique mayor Pedro Canales. Los campesinos organizados han logrado impedir que saquen la madera aunque no el derribo de añosos árboles. Felipe Arriaga, Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera sufrieron torturas y prisión injusta por defender los bosques y el agua de Guerrero y en la sierra del Ajusco, Los Chimalapas, Guerrero, Chiapas y Quinta Roo, los crímenes contra el ambiente son tan cotidianos como la impunidad de los promotores turísticos.
La lista de agravios e impunidades es enorme y tendría que seguir con los casos de los niños de Hermosillo, los mineros de Pasta de Conchos y Lázaro Cárdenas, la devastación de la laguna de Cuyutlán en Colima para instalar una gasera trasnacional, las denuncias sobre las calamidades de los proyectos turísticos desviando cauces, haciendo presas y carreteras destructoras del ambiente y los miles de fraudes de los de cuello blanco. La impunidad es trasnacional y obliga a pactos criminales como los ostentados por Felipe Calderón y Álvaro Uribe como promotores del Plan Colombia-Iniciativa Mérida-ASEAN y Comando Norte en marcha. Lucía Andrea Morett la sobreviviente de la invasión armada del ejército colombiano apoyado por la base yanqui de Manta a Sucumbíos donde fueron masacrados cuatro estudiantes mexicanos y más de veinte combatientes colombianos, tiene que esconderse por las órdenes de aprehensión ecuatorianas cuando debiera estar declarando como testigo del ataque y curándose de las heridas recibidas. Igual de oculta debe seguir América del Valle de Atenco con su padre sentenciado a 112 años de prisión mientras el gobernador Peña Nieto y sus sicarios preparan la candidatura a la presidencia de la República. Violadas y asesinadas en Chiapas, 1994, las tres hermanas oaxaqueñas González Pérez han sido olvidadas. Pueblos enteros como los Loxicha sufren el dolor de sus presos políticos y del impune accionar de caciques y funcionarios.
Lo dijo Miguel de la Madrid: la impunidad es necesaria para un Estado como el sufrido por México. Pero esto no es irremediable. Lo que pasa es que “somos muchos desgraciados pero muy desperdigados” como canta León Chávez Teixeiro. Esto exige un deseo de larga vida para el Centro Contra la Tortura y la Impunidad que está celebrando sus primeros cinco años de fructífera vida. Tendríamos que terminar a la manera de Javier Sicilia pidiendo castigo a los culpables de las masacres de Acteal, El Bosque, El Charco, Oaxaca, Atenco, Aguas Blancas, Tlatelolco.

Desalojo

junio 28, 2009

DESALOJO

Alberto Híjar.

El jueves 2 de junio, a raíz del asesinato de un joven en el estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, fueron asegurados los pasos peatonales cubiertos para impedir la instalación de los puestos de libros, discos, artesanías y mochilas en los que los universitarios satisfacen las necesidades que a la Rectoría tienen sin cuidado. Unos cuantos vendedores reaccionaron con violencia y chocaron contra los agentes de seguridad que obstaculizan con sus autos compactos los ingresos de los que fueran lugares donde podían hallarse tesoros musicales, cinematográficos, literarios y artesanales a bajo precio. La mayoría de los desalojados pidieron una entrevista con la directora de la Facultad quien no los recibió en espera de instrucciones de la Dirección de Patrimonio Universitario y de la de Servicios a la Comunidad. Una campaña infame proclamó en volantes el derecho de los universitarios a sus espacios, todo ello con reportajes en la prensa sobre el narcomenudeo causante del crimen y su presencia en puestos encubiertos con mercancía de tianguis. Los vendedores y estudiantes han replicado denunciando los negocios ilícitos bajo protección de los cuerpos de seguridad de Ciudad Universitaria y de los numerosos planteles fuera de ella. Algunos recuerdan el siniestro papel que estos cuerpos han desempeñado en la represión de los movimientos estudiantiles sirviendo a la Secretaría de Gobernación y al CISEN en especial, y no a la comunidad universitaria a la que consideran enemiga. Cámaras ocultas vigilan y no impiden los robos de equipo electrónico saqueado en camiones que no pueden pasar desapercibidos en las casetas.
El problema de fondo es el incumplimiento de una de las tareas sustantivas de la Universidad: la difusión cultural. Los movimientos universitarios han dejado en poder de la Rectoría los recursos, los espacios y los tiempos de lo que debiera ser una producción, reproducción y valoración constante de la significación, simbolización y desarrollo técnico y científico de tradiciones y memorias incluyentes. Arde México y salvo los eventos y publicaciones de profesores, investigadores y estudiantes, la Coordinación de Difusión Cultural se regodea en un pequeño círculo de mediocridad intelectual y artística conservadoras con perfecta coordinación de una mafia de funcionarios que van de la UNAM al INBA, a CONACULTA, al Fondo de Cultura Económica y se encuentran en coloquios, congresos, ferias nacionales e internacionales donde reparten premios y reconocimientos. A nadie, ni siquiera a Octavio paz, se le han hecho tantos homenajes tan costosos como a Carlos Fuentes, el turista mental por excelencia. Hay en esto situaciones tan escandalosas como el Museo de Arte Contemporáneo y su ostentosa arquitectura escenográfica a cargo de Jorge Legorreta, beneficiado con grandes contratos con resultados de fachadas espectaculares y de incomodidades extremas para los usuarios que no cuentan en la Escuela Nacional de Grabado, Pintura y Escultura La Esmeralda, por ejemplo. Como esto no basta, el Estado le entrega una beca a perpetuidad decidida por los mismos que determinan la validez de la cultura. La UNAM carece de autonomía al respecto y cada rectoría muestra su prepotencia permitiendo eventos asociados con instituciones como la Embajada de Estados Unidos, las Fundaciones Ford y Rockefeller, JUMEX y TELCEL por supuesto. Si los resultados fueran incluyentes no importarían los patrocinios pero quien paga manda y por vía de curadores adecuados, se instalan objetos y se exaltan investigaciones y procesos productivos propios de la globalización salvaje y del empresariado más explotador. Ni los universitarios asisten a esto ni los funcionarios los atienden y muy de vez en cuando, alguna excepción rompe el desencuentro para exhibir sus carencias. Tal ocurrió, por ejemplo, con la presencia de Eduardo Galeano en la Sala Nezahualcóyotl como hace diez años ocurriera con Jaime Sabines.
De espaldas a la comunidad universitaria, se instalan librerías y tiendas como de museo de primer mundo. Los restaurantes del Centro Cultural de CU y el del MUAC están a la altura de quien puede pagar platillos servidos como en cualquier restaurante de lujo. Haber convertido el histórico auditorio Ché Guevara en Galería Autónoma, comedor comunitario y espacio de reventones, no es una culpa de los okupas, sino es la evidencia del incumplimiento de la producción, reproducción y valoración cultural para todos empezando por los de menos recursos económicos ignorados por una pequeña elite de mafiosos.
Pero la decisión de recuperar espacios está tomada desde la rectoría de Juan Ramón de la Fuente que tantas relaciones públicas fomentó para gloria del reconocimiento de la mejor universidad de América Latina. El Auditorio Che Guevara fue devastado por la PFP en febrero del 2000 cuando invadió Ciudad Universitaria para romper la huelga más larga de la UNAM, sus butacas e instalaciones fueron arrancadas, la gran pantalla y la cabina de proyección destruidas y las puertas aseguradas. Gracias a los okupas el Auditorio funciona, mal pero funciona. Ahora vendrá una escalada remodeladora para restituir el nombre de Auditorio Justo Sierra y contradecir al Consejo Nacional de Huelga de 1968. El arquitecto Felipe Leal quien dirigiera la Facultad de su especialidad para luego encabezar proyectos tan especiales como el reconocimiento del campus originario de CU como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, salvo el auditorio devastado por las propias autoridades, será quien coordine la remodelación con sus proyectos para los centenarios históricos de 2010 en el Centro Histórico de México, esos que serán culminados por el consorcio australiano que organiza espectáculos de inicio y clausura de las Olimpiadas. ¡Viva el turismo!
Entre los libreros desalojados hay compañeros entrañables que encontraron en el servicio a los universitarios pobres un refugio digno para sobrevivir. Prolongaron la tradición perdida del librero de viejo que sabe los intereses del investigador, lo procura, le tiene listo un lote de tesoros, cultiva una relación amorosa por entero distanciada del mercadeo. Por esto, por todo esto, duele el desalojo discriminador. No mas encontraremos la digna música no comercial, libros como el de Raúl Sendic tan valioso para mi y tantos otros conseguidos por los libreros compañeros. Pierde la UNAM, pierde el país, pierde la cultura.