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Desastre y Farsa

julio 6, 2010

DESASTRE Y FARSA.

Alberto Híjar.

Ya se cumple la sentencia a mi pobre país que donde lo toco brota pus. A los desastres hay que sumar los oportunismos de los gobernantes, de los dirigentes de los partidos, de los pseudoperiodistas y voceros de la desinformación culpando al SME del colapso de la electricidad. Cunden las insurrecciones como cierres de carreteras y grandes avenidas, ataques a sedes de gobierno como en la otrora pacífica Tlalpan ahora colocada en el territorio en disputa por los narcotraficantes y sus socios infiltrados en el gobierno para extender la guerra al paso del Distrito Federal a Morelos, Guerrero y Michoacán.
Entre los oportunismos está el de los escritores y cineastas cuidadosos en sus historias para no molestar a nadie. No tienen la imaginación y el poder poético de los conjuntos norteños en sus intencionados corridos. Por esto no irán los Tigres del Norte al mundial de fútbol porque los censores no quieren oír la alegoría del perro bravo desatado, hambriento, feroz e incontrolable ni el canto al jefe de jefes ovacionado en el Ángel de la Independencia en 2008. Estos censores son los mismos en campaña de promoción del México bonito de cinco estrellas con tres anoréxicas con vaporosos vestidos largos y fieras al lado frente a paisajes hermosos que hay que ver con música misticoide como si así pudiera ocultarse la verdad de Ciudad Juárez y Tamaulipas. Pudiera ser por el poder de las imágenes carentes de contenido concreto porque lo mismo sirven para cualquier espiritualismo vulgar y falso.
El tono fársico se impone. Cómo no, si el presidente municipal de Ciudad Juárez vive en El Paso Texas para no exponerse y el gobernador de Chihuahua exige mando centralizado de la seguridad como si así garantizara algo. Calderón prefiere hacer discursos ante quienes lo han perdido todo en las inundaciones y lo increpan indignados. Peña Nieto exhibe su real estatura porque no ha podido impedir que nadie más alto le haga sombra, ni siquiera su novia. Peña es más chaparro que Calderón en todos sentidos, pese a su visita al Papa y a los poderosos de Davos. Todo esto es una farsa.
Jorge Vázquez Ángeles escribió entre 2003 y 2005 su primera novela con una beca acrecentada por el fondo para jóvenes escritores de CONACULTA. Editada por JUS que ha dejado la especialización en asuntos cristeros, El jardín de las delicias narra la guerra del agua desatada por el Gordo Castillo, gobernador del Estado de México al cerrar las válvulas del Cutzamala en Lerma para surtir al Distrito Federal. El presidente huye, los pleitos alcanzan a los comandantes de la policía, el ejército y la marina mientras por la ciudad en desastre se multiplican toda clase de corrupciones y enfrentamientos. Un joven que se baña y recibe ropa limpia gracias al descubrimiento de una tubería en casa de su novia, casualmente observa a su suegra desnuda en el baño, tiene que huir y mientras trata de reconciliarse con una rockera espectacular, su novia lo sorprende, le avienta una reproducción de El jardín de las delicias de El Bosco y nadie entiende nada cuando un comando especial todo vestido de negro y encapuchado, arrasa con la casa de la novia, tortura y mata a los hermanos y al padre, ataca el departamento del joven estudioso de la historia del arte a quien persiguen por aire y tierra a un concierto en Avandaro. Todo termina en una casa secreta donde un hacker intenta descubrir la clave de la cuenta en Suiza en disputa pero la clave estaba en el cuadro. Un grupo de policías paramilitares atacan, liberan a su jefe y dan a conocer todo por televisión mientras la guerrilla mazahua se retira del Cutzamala y permite la vuelta del agua al DF en estado de desastre.
Me resisto a repetir la frase de André Bretón sobre Kafka que en México sería escritor costumbrista, sino más bien hay que acentuar el tono fársico y trágico que lo mismo explica los chistes sobre el balazo al famoso futbolista sorprendido a las cinco de la mañana en un bar, que el racismo filantrópico frente al pueblo de Haití. ¿Cómo narrar sobre las decenas de jóvenes que acudieron a poner ofrendas, cantar y gritar, a oír misa y sermón de un cura alquilón todo pagado por Televisa-América frente al Estadio Azteca?. Todo mientras los horrores cunden como el del reportero de Tv Azteca en una casa inundada con un piano flotando que perteneció a su abuela y ahora tendrá que salir como despojo de la casa de su mamá. Esteban Miarce y El Escaca ríen de la desgracia ajena en Matutino Express mientras dan paso a las noticias del divorcio en turno en Hollywood. Es horrible, la farsa continua, los escritores se quedan cortos y preparan los homenajes en la próxima feria del libro. Cunde el descontento. Ni los Cascos Azules de la ONU podrían salvarnos de los experimentos con la atmósfera iniciados por Reagan y Bush con el proyecto HAARP desde su central en Alaska. Y todavía no es temporada de lluvias.

El escándalo de los documentos

junio 6, 2010

EL ESCÁNDALO DE LOS DOCUMENTOS.

Alberto Híjar.

Andan inquietos los reporteros. Se sienten rebasados por la rapidez en la sucesión de escándalos que vuelven obsoleto su trabajo. Ahora es la huida a Estados Unidos del productor de Survivor indiciado por el asesinato de su esposa en Cancún de donde viajó a Mérida en libertad sin más resguardo que el del Consulado yanqui. Mañana quien sabe que pase y en la reserva está el previsible caso Fernández del que nadie argumenta la consigna de no informar para no interferir las negociaciones que se suponían prohibidas. Pero como todavía hay clases sociales, también hay excepciones ilegales permitidas, todo lo cual vuelve muy difícil el trabajo periodístico, sobre todo cuando hay dependencias del Estado y de los grandes consorcios.
Todo esto es la introducción necesaria a una nota de primera plana de El Universal del 19 de mayo denunciando el estado desastroso de los archivos de la danza en México a resguardo del Centro con sede en la Torre de Investigación del Centro Nacional de las Artes. En cajas de cartón amontonadas están los documentos que debieran ser manejados como tesoros, dice el osado periodista. La nota ignora el mal de origen en edificios construidos a marchas forzadas para que Salinas los inaugurara como fin de su sexenio presidencial. Sin consultar a los usuarios, las escuelas y los centros de investigación carecen de espacios adecuados y de un absurdo formalismo que obliga a los especialistas a improvisar. La biblioteca, por ejemplo, carece de lugares para preservar los fondos documentales y no hay un espacio reservado para objetos con valor especial.
Nada de esto quiere decir que los investigadores y el personal técnico que facilita su trabajo, sean irresponsables. De aquí la indignación de César Delgado, periodista como necesidad social asumida, para acompañar sus investigaciones y volverlas denuncia como en el caso de la campaña ¿Dónde está Nellie? a propósito de la desaparición de Nellie Campobello que en realidad estuvo secuestrada por quienes la despojaron de todos sus bienes y se beneficiaron de la obra de una de las ejecutantes y promotoras principales de la danza en México. César Delgado, investigador del CENIDIN, es un caso ejemplar porque sus investigaciones han beneficiado a lugares tan lejanos como Nayarit donde fundó una escuela de danza y ha hecho un catálogo de artistas visuales. Con el buen uso de los archivos del CENIDIN ha publicado de un año para acá, una monografía sobre Patricia Aulestia, la bailarina ecuatoriana con una importante aportación a la danza en Chile, Ecuador y México y al proyecto de organización de los coreógrafos de América Latina. Organizar el encuentro entre los registros documentales en archivos especializados y los acervos personales, contribuye a la socialización necesaria de la investigación histórica. Si los documentos están en cajas de cartón es lo de menos si pasan de ser una revoltura de papeles a archivos ordenados y protegidos con cubiertas resistentes para su resguardo donde no los deteriore la humedad y el calor, condición lograda en los improvisados espacios donde están los documentos de cada uno de los Centros de Investigación del CENART.
César Delgado produce lo que en los informes para el control administrativo suele llamarse producto derivado o secundario. Como en el caso de los efectos colaterales de las guerras actuales, suelen ser tan importantes como el problema de donde provienen. Tal es el caso del Diccionario Biográfico de la Danza Mexicana, libro de consulta obligatoria para quien requiera datos exactos de personajes, grupos e instituciones de la danza mexicana puestos al alcance por la acuciosa labor de César Delgado. Claro que no todos los investigadores somos tan productivos, pero hay que citar a la excelencia en busca de emulación.
El periodista denunciante de lo que supuso mal cuidado, ignora los trabajos a los que dan lugar los investigadores. Tras la socialización propiciada por su publicación no siempre expedita, habría que juzgar el constante y desatendido trabajo documental. Esto está, por ejemplo, tras la excelente exposición de pinturas, bocetos y maquetas de los muralistas ignorados como Alva de la Canal, García Cahero, Fermín Revueltas, Jean Charlot, Javier Guerrero, Roberto Montenegro, Carlos Mérida, el doctor Atl, con obras localizadas por la investigadora Guillermina Guadarrama del CENIDIAP y con la buena acogida del Museo Mural de la Alameda. Algo de esto hay también tras la exposición de Helen Escobedo curada por Graciela Smilschuk, autora de una monografía de gran formato sobre la galardonada artista. Otro caso es el de la exitosa presentación de los murales zapatistas registrados por la investigadora Cristina Híjar para su presentación a la par del libro y la película Autonomía zapatista, otro mundo es posible en el Foro Internacional sobre Multiculturalidad de la Universidad de Guanajuato celebrado en Celaya entre el 19 y el 21 de mayo.
De modo que tras una denuncia sin comprensión de la totalidad productiva en la que se inserta, habría que ver el trabajo de quienes quisiéramos atención institucional para archivos y acervos sin lugar de resguardo como el de tantos y tantas trabajadores de la cultura y artistas con obra y vida de trascendencia histórica desatendida como Alberto Beltrán, Francisco Díaz de León, Fanny Rabel y una legión desaparecida con todo y sus aportes que ni con la celebración del centenario y el bicentenario merecen atención. ¿Quién salvará, por ejemplo, todo lo que tiene el vivo y lúcido grabador y pintor yucateco nonagenario Fernando Castro Pacheco?

Desalojo

junio 28, 2009

DESALOJO

Alberto Híjar.

El jueves 2 de junio, a raíz del asesinato de un joven en el estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, fueron asegurados los pasos peatonales cubiertos para impedir la instalación de los puestos de libros, discos, artesanías y mochilas en los que los universitarios satisfacen las necesidades que a la Rectoría tienen sin cuidado. Unos cuantos vendedores reaccionaron con violencia y chocaron contra los agentes de seguridad que obstaculizan con sus autos compactos los ingresos de los que fueran lugares donde podían hallarse tesoros musicales, cinematográficos, literarios y artesanales a bajo precio. La mayoría de los desalojados pidieron una entrevista con la directora de la Facultad quien no los recibió en espera de instrucciones de la Dirección de Patrimonio Universitario y de la de Servicios a la Comunidad. Una campaña infame proclamó en volantes el derecho de los universitarios a sus espacios, todo ello con reportajes en la prensa sobre el narcomenudeo causante del crimen y su presencia en puestos encubiertos con mercancía de tianguis. Los vendedores y estudiantes han replicado denunciando los negocios ilícitos bajo protección de los cuerpos de seguridad de Ciudad Universitaria y de los numerosos planteles fuera de ella. Algunos recuerdan el siniestro papel que estos cuerpos han desempeñado en la represión de los movimientos estudiantiles sirviendo a la Secretaría de Gobernación y al CISEN en especial, y no a la comunidad universitaria a la que consideran enemiga. Cámaras ocultas vigilan y no impiden los robos de equipo electrónico saqueado en camiones que no pueden pasar desapercibidos en las casetas.
El problema de fondo es el incumplimiento de una de las tareas sustantivas de la Universidad: la difusión cultural. Los movimientos universitarios han dejado en poder de la Rectoría los recursos, los espacios y los tiempos de lo que debiera ser una producción, reproducción y valoración constante de la significación, simbolización y desarrollo técnico y científico de tradiciones y memorias incluyentes. Arde México y salvo los eventos y publicaciones de profesores, investigadores y estudiantes, la Coordinación de Difusión Cultural se regodea en un pequeño círculo de mediocridad intelectual y artística conservadoras con perfecta coordinación de una mafia de funcionarios que van de la UNAM al INBA, a CONACULTA, al Fondo de Cultura Económica y se encuentran en coloquios, congresos, ferias nacionales e internacionales donde reparten premios y reconocimientos. A nadie, ni siquiera a Octavio paz, se le han hecho tantos homenajes tan costosos como a Carlos Fuentes, el turista mental por excelencia. Hay en esto situaciones tan escandalosas como el Museo de Arte Contemporáneo y su ostentosa arquitectura escenográfica a cargo de Jorge Legorreta, beneficiado con grandes contratos con resultados de fachadas espectaculares y de incomodidades extremas para los usuarios que no cuentan en la Escuela Nacional de Grabado, Pintura y Escultura La Esmeralda, por ejemplo. Como esto no basta, el Estado le entrega una beca a perpetuidad decidida por los mismos que determinan la validez de la cultura. La UNAM carece de autonomía al respecto y cada rectoría muestra su prepotencia permitiendo eventos asociados con instituciones como la Embajada de Estados Unidos, las Fundaciones Ford y Rockefeller, JUMEX y TELCEL por supuesto. Si los resultados fueran incluyentes no importarían los patrocinios pero quien paga manda y por vía de curadores adecuados, se instalan objetos y se exaltan investigaciones y procesos productivos propios de la globalización salvaje y del empresariado más explotador. Ni los universitarios asisten a esto ni los funcionarios los atienden y muy de vez en cuando, alguna excepción rompe el desencuentro para exhibir sus carencias. Tal ocurrió, por ejemplo, con la presencia de Eduardo Galeano en la Sala Nezahualcóyotl como hace diez años ocurriera con Jaime Sabines.
De espaldas a la comunidad universitaria, se instalan librerías y tiendas como de museo de primer mundo. Los restaurantes del Centro Cultural de CU y el del MUAC están a la altura de quien puede pagar platillos servidos como en cualquier restaurante de lujo. Haber convertido el histórico auditorio Ché Guevara en Galería Autónoma, comedor comunitario y espacio de reventones, no es una culpa de los okupas, sino es la evidencia del incumplimiento de la producción, reproducción y valoración cultural para todos empezando por los de menos recursos económicos ignorados por una pequeña elite de mafiosos.
Pero la decisión de recuperar espacios está tomada desde la rectoría de Juan Ramón de la Fuente que tantas relaciones públicas fomentó para gloria del reconocimiento de la mejor universidad de América Latina. El Auditorio Che Guevara fue devastado por la PFP en febrero del 2000 cuando invadió Ciudad Universitaria para romper la huelga más larga de la UNAM, sus butacas e instalaciones fueron arrancadas, la gran pantalla y la cabina de proyección destruidas y las puertas aseguradas. Gracias a los okupas el Auditorio funciona, mal pero funciona. Ahora vendrá una escalada remodeladora para restituir el nombre de Auditorio Justo Sierra y contradecir al Consejo Nacional de Huelga de 1968. El arquitecto Felipe Leal quien dirigiera la Facultad de su especialidad para luego encabezar proyectos tan especiales como el reconocimiento del campus originario de CU como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, salvo el auditorio devastado por las propias autoridades, será quien coordine la remodelación con sus proyectos para los centenarios históricos de 2010 en el Centro Histórico de México, esos que serán culminados por el consorcio australiano que organiza espectáculos de inicio y clausura de las Olimpiadas. ¡Viva el turismo!
Entre los libreros desalojados hay compañeros entrañables que encontraron en el servicio a los universitarios pobres un refugio digno para sobrevivir. Prolongaron la tradición perdida del librero de viejo que sabe los intereses del investigador, lo procura, le tiene listo un lote de tesoros, cultiva una relación amorosa por entero distanciada del mercadeo. Por esto, por todo esto, duele el desalojo discriminador. No mas encontraremos la digna música no comercial, libros como el de Raúl Sendic tan valioso para mi y tantos otros conseguidos por los libreros compañeros. Pierde la UNAM, pierde el país, pierde la cultura.

Desalojar al Che.

junio 28, 2009

DESALOJAR AL CHE

Alberto Híjar.

El proyecto autoritario de acabar con los espacios de reuniones contestatarias no es nuevo pero ha crecido a raíz de la decisión de inculpar a los pobres de la economía informal de la delincuencia y violencia cotidianas. Lo que no logró la administración salinista lo han logrado los gobiernos perredistas del Distrito Federal sobre todo a raíz de la contratación del exalcalde de New York Rudolph Giuliani como experto en tolerancia cero y campañas contra ventanas rotas y pintas callejeras, todo para fomentar lugares de esparcimiento light para quien puede pagar refrescos, cafés, tés y pastelillos fuera del alcance de los pobres indeseables. En la UNAM, la más grande institución educativa en tamaño e importancia de América Latina, el vandalismo autoritario ha sido violentísimo porque ha devastado a lugares emblemáticos de articulación de los movimientos populares como el Foro Abierto de la Casa del Lago destruido con maquinaria pesada y brigadas de zapadores a raíz de que se proclamó como el primer Aguascalientes fuera de los territorios del EZLN. A la par, fueron destechados los edificios porfirianos de la antigua Escuela de Ciencias Químicas en Tacuba ocupados por la Preparatoria Popular, alternativa necesaria al probar que sí había recursos para atender a los estudiantes rechazados por el examen de selección de la UNAM. El Auditorio Che Guevara, el más grande y popular de Ciudad Universitaria fue arrasado por las autoridades al destruir las butacas, la gran pantalla y la cabina de proyecciones y arrancar todas las instalaciones de agua y electricidad. A raíz de la ocupación militar que acabó con el Movimiento Estudiantil de entresiglos, esto ocurrió con igual trato a todos los murales producidos por estudiantes.
Ahora viene la escalada definitiva para borrar del mapa el Auditorio Che Guevara. El pretexto es el asesinato de dos balazos de un joven en el estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras. Los vendedores de libros usados, discos, películas y artesanías instalados en un paso peatonal frente al histórico auditorio, han sido desalojados y una campaña de prensa y reunión de firmas por autoridades, llama a recuperar el Auditorio Che Guevara. Los ocupantes son indefendibles porque lo han convertido en refugio tribal donde de cuando en vez organizan algún tokin donde se fuma marihuana y se bebe pulque y cerveza. A un costado, donde fuera la Filmoteca de la UNAM, hay talleres de fotografía y serigrafía y un comedor naturista barato y en lo que fuera el pasillo entre el auditorio y la Facultad de Filosofía y Letras, una Galería Autónoma organiza conferencias, mesas redondas, presentaciones de libros y películas no comerciales y exposiciones con participación de profesores y analistas ligados a la Universidad o servidores de ella. Todo esto es enemigo de la cultura de elite promovida como tarea sustantiva de la UNAM por la Coordinación Institucional. Reducen la cultura a las artes y estas a mafias de mediocres enquistadas en el Estado para saltar de CONACULTA al INBA, a la UNAM y a las editoriales monopólicas con lo que imponen sus intereses con total desprecio a la comunidad universitaria donde es rica la producción literaria, musical, visual y de colectivos interesados en la ecología, la salud, el trabajo comunitario y la medicina tradicional. Nada de esto cabe en el Centro Cultural Universitario y en los espacios de cada escuela e instituto donde privan los intereses autoritarios sin que estudiantes, profesores e investigadores tengan poder alguno de decisión.
Ahora se trata de desalojar al Che en doble sentido: al auditorio ocupado y al nombre egregio decidido por el Consejo General de Huelga en asamblea de 1968. Borrar al Che es quitar el nombre a cambio del de Justo Sierra, el secretario de instrucción porfirista que refundó la Universidad en 1910. Pero es también borrar el símbolo supremo revolucionario al cancelar el acceso de organizaciones rebeldes para discutir y actuar. Se trata de que nunca más se llene el auditorio de ansiosos de oír a un tribunal como el llamado en 1977 Pablo Neruda con representantes distinguidos que condenaron a Guillermo Soberón por haber solicitado la ocupación militar de la UNAM; se trata de que no vuelvan los cinedebates que domingo a domingo hasta los setenta llenaban el auditorio de familias enteras de buen cine y buena discusión y que tampoco se repitan debates memorables entre filósofos como el inolvidable entre el neokantiano Guillermo Héctor Rodríguez y el marxista Adolfo Sánchez Vázquez o cursos con asistencia desbordante de las aulas como los de Luis Villoro. Tampoco habrá manera de organizar encuentros entre especialidades distintas para dar lugar a la Universidad donde los pasos entre facultades han sido sellados. Todo esto es lo que se cancela con el proyecto de desocupación rectoril autoritaria en marcha aplaudido por lo más conservador, reaccionario y privilegiado de la comunidad que no se conforma con sus restaurantes elegantes, su sala de conciertos prestigiosos y sus museos en perfecta coordinación con las galerías y bienales patrocinadas por los grandes consorcios empresariales. Triunfante la UNAM con el premio del ridículo nombre, Príncipe de Asturias, será orientada para acabar con quienes quisiéramos mucho más que preparar cuadros calificados para la supervivencia del Estado agónico. El Che también agoniza y a nadie de los okupas se le ocurrió homenajearlo en el aniversario del día de su nacimiento, el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina.