Posted tagged ‘Auditorio Che Guevara’

PROHIBIDO CANTAR

enero 11, 2011

PROHIBIDO CANTAR

Alberto Híjar.
18/08/10

Invitado por la Galería Autónoma que ha logrado preservar el vestíbulo y la escalera lateral del ruinoso Auditorio Che Guevara, León Chávez Teixeiro debía cantar el jueves 13 de agosto. Llegó a tiempo con sus acompañantes, sus instrumentos y un equipo de sonido. Un auto compacto de la vigilancia de Ciudad Universitaria los interceptó para comunicarles la extraña prohibición de no introducir los objetos necesarios para el concierto. Un viejo conocido de León ahora ocupado en la seguridad de CU le comunicó por teléfono móvil por primera vez lo cierto de la increíble prohibición. El grupo de músicos no daba crédito, volvió a acomodar todo en la camioneta y partió de regreso. Se sorprendieron por el seguimiento de la patrulla y más de que continuara fuera de CU. León paró el transporte, bajó de él y les preguntó por qué los seguían. Al no tener respuesta siguieron para ser interceptados por cuatro patrullas de la policía del Distrito Federal, los hicieron bajar, esculcaron todo, los amenazaron de ser culpados de drogadictos y al fin, los escoltaron hasta su destino. Decidieron regresar, consiguieron un automóvil y mientras unos entraban a pie hasta topar con sus persecutores, los otros metieron el equipo a la Galería no sin forcejear con quienes quisieron despojarlos del bajo eléctrico. El concierto se dio con sala llena, el pasillo y la escalera a cambio del Auditorio al que está prohibido entrar. La autonomía proclamada en el nombre de la famosa Universidad Nacional, fue ejercida por sus usuarios concretos.
El Auditorio Che Guevara recibió este nombre en una asamblea de 1968 a cambio del de Justo Sierra, fundador de la Universidad hace 100 años. Desde entonces, fue lugar de asambleas, conciertos, exhibiciones que prolongaron el cine-debate oficial de los domingos, mesas redondas y conferencias. En el fin del siglo XX, el Auditorio fue arrasado por la Policía Federal Preventiva cuando puso fin a la huelga más larga de la historia de la Universidad, sus butacas fueron arrancadas, la gran pantalla destruida y la sala de proyección tapiada, los servicios de luz y agua fueron destruidos. Después de un tiempo, varios grupos lo ocuparon, se quedaron a vivir en él y lo usaron como fumadero, cantina y recámara. No hubo manera de integrar un consejo que diera buen uso constante al lugar y apenas la Galería Autónoma se ha mantenido con actividades culturales dignas del estudiantado crítico y con participación eventual de profesores e invitados distinguidos.
Luego del 6 de febrero de 2000 cuando el ejército, la policía y unos señores muy serios de antejos negros ocuparon C.U. y todos los campus universitarios, fueron borrados todos los murales no registrados como patrimonio de la UNAM y empezó un proceso para recuperar el prestigio estatólatra de la UNAM. Después de lograr el reconocimiento de la UNESCO del campus originario como patrimonio de la humanidad, el Che quedó como el lugar incómodo. Las autoridades, las de dentro y las de fuera, intentaron un movimiento de estudiantes decentes con el lema El Che es de todos. Los de adentro aceptaron discutir y los restauracionistas no aguantaron las sesiones. Luego hubo un incidente con un narcomenudista asesinado en el estacionamiento y fueron desalojados los vendedores de libros usados, artesanías, mochilas y otras cosas al alcance de los estudiantes y profesores pobres.
A la par, el Teatro Isabelino donde nació CLETA en los setenta, fue negociado y convertido en un lugar que rememora el cabaret El Eco de Mathias Goeritz y su arquitectura emocional como él llamó a su juego de espacios. Quedaba Luis Cisneros que intentó un proyecto cultural distinto a CLETA hasta que fue remunerado e incorporado a la Dirección de Difusión Cultural de la UNAM con la encomienda de infiltrarse en el Che y poner en orden a los okupas. Fue repudiado y expulsado y entonces, los responsables de la seguridad decidieron que ni un acto más en el Che salvo conciertos de música andina. Esto no es un sarcasmo sino es real.
Prohibido cantar piezas de tan alta calidad poética y musical como la de León Chávez Teixeiro inclaudicable ante los guiños del mercado del espectáculo. En el Che cantaron Mercedes Sosa, Quilapayún, Inti Illimani, Daniel Viglietti, nació y creció el Tribunal Salvador Allende contra el rector Soberón que metió al ejército en la UNAM, hubo memorables mesas redondas y conferencias con Sánchez Vázquez, Villoro y otros del mismo calibre. La prohibición ilegal se da cuando inician los festejos del primer centenario de la UNAM.

Alberto Híjar

Barroco Furioso

noviembre 18, 2009

BARROCO FURIOSO

Alberto Híjar.

Tarde pero a tiempo, la Galería Autónoma instalada en el vestíbulo de entrada al Auditorio Che Guevara en peligro de ser recuperado por los estudiantes políticamente correctos para restituirle el nombre de Justo Sierra, secretario de instrucción pública de Porfirio Díaz, expone pinturas expresionistas, algunas con intervenciones de recortes de prensa y fotos y orientaciones estéticas de alto impacto.
Una es la desaparición de las autoras o autores y títulos reductores a la ilustración, en beneficio de la tendencia que representan. Esta se acentúa con los textos de científicos sociales como referentes de la descomposición social, la enajenación extrema propia de la crisis y el barroco como significación necesaria de la digna rabia. En el fragmento de Bolívar Echeverría, destacado profesor y escritor de la Facultad de Filosofía, se subrayan las palabras calves barroco, incongruencia, posibilidad y urgencia. Los textos de Benjamín Hinckelammert, Picasso, Fannon, Stevenson, construyen una dimensión estética arraigada en la explotación y mercantilización de todo lo existente, en sus raíces coloniales imperiales, en la urgencia de significar la infamia y a la par la resistencia y la respuesta insurgente. Colocado al centro de la exposición, el tríptico de gran formato sin más título que las letras en perspectiva hacia el interior del rectángulo central, afirma “Nunca fuimos los mejores”. Otros letreros se insertan entre figuras humanas y paisajes urbanos pintados con colores sin matiz, sin delinear, para que de esta manera el barroco sea horror al vacío de tránsito figurativo o espacio de tregua visual. No hay tregua en la avalancha ignominiosa. Rostros y cuerpos entran, salen o funcionan como anuncios a la manera de los rostros negros de evidentes empresarios o funcionarios en lo alto, con un brochazo rojo sobre los ojos para advertir su anonimato necesario para la proliferación de la impunidad. “Recibamos al señor de los ejércitos”, dice un letrero legible si la visión consigue desentrañarlo entre ominosas figuras. “Hijos del odio” se indica en el rectángulo del otro lado como una especie de afirmación identitaria resultante de los cuerpos coloreados con brochazos furiosos. La misma autora exhibe dos placas de linóleo a manera de prueba expresionista donde la composición es acumulativa a diferencia del orden áureo renacentista propio de pseudovanguardias racionalistas geometrizantes.
Las pinturas de formato habitual firmadas por Naysatta y/o Waysater, abordan la pintura con la misma furia del empate grueso y la pincelada cromática sin matices, para lograr una elocuente prueba de digna rabia en imágenes tan necesaria para la legión de trabajadores de la significación sin lugar en las instituciones, ni universitarias ni de cualquier otro tipo. Por esto encuentran en la transformación estética de los espacios y en su administración autogestiva, una posibilidad para darle un sentido concreto a la autonomía proclamada por las universidades que entregan la gestión cultural a dudosos expertos y a curadores caprichosos sin más interés que los individualismos vacíos.

Desalojar al Che.

junio 28, 2009

DESALOJAR AL CHE

Alberto Híjar.

El proyecto autoritario de acabar con los espacios de reuniones contestatarias no es nuevo pero ha crecido a raíz de la decisión de inculpar a los pobres de la economía informal de la delincuencia y violencia cotidianas. Lo que no logró la administración salinista lo han logrado los gobiernos perredistas del Distrito Federal sobre todo a raíz de la contratación del exalcalde de New York Rudolph Giuliani como experto en tolerancia cero y campañas contra ventanas rotas y pintas callejeras, todo para fomentar lugares de esparcimiento light para quien puede pagar refrescos, cafés, tés y pastelillos fuera del alcance de los pobres indeseables. En la UNAM, la más grande institución educativa en tamaño e importancia de América Latina, el vandalismo autoritario ha sido violentísimo porque ha devastado a lugares emblemáticos de articulación de los movimientos populares como el Foro Abierto de la Casa del Lago destruido con maquinaria pesada y brigadas de zapadores a raíz de que se proclamó como el primer Aguascalientes fuera de los territorios del EZLN. A la par, fueron destechados los edificios porfirianos de la antigua Escuela de Ciencias Químicas en Tacuba ocupados por la Preparatoria Popular, alternativa necesaria al probar que sí había recursos para atender a los estudiantes rechazados por el examen de selección de la UNAM. El Auditorio Che Guevara, el más grande y popular de Ciudad Universitaria fue arrasado por las autoridades al destruir las butacas, la gran pantalla y la cabina de proyecciones y arrancar todas las instalaciones de agua y electricidad. A raíz de la ocupación militar que acabó con el Movimiento Estudiantil de entresiglos, esto ocurrió con igual trato a todos los murales producidos por estudiantes.
Ahora viene la escalada definitiva para borrar del mapa el Auditorio Che Guevara. El pretexto es el asesinato de dos balazos de un joven en el estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras. Los vendedores de libros usados, discos, películas y artesanías instalados en un paso peatonal frente al histórico auditorio, han sido desalojados y una campaña de prensa y reunión de firmas por autoridades, llama a recuperar el Auditorio Che Guevara. Los ocupantes son indefendibles porque lo han convertido en refugio tribal donde de cuando en vez organizan algún tokin donde se fuma marihuana y se bebe pulque y cerveza. A un costado, donde fuera la Filmoteca de la UNAM, hay talleres de fotografía y serigrafía y un comedor naturista barato y en lo que fuera el pasillo entre el auditorio y la Facultad de Filosofía y Letras, una Galería Autónoma organiza conferencias, mesas redondas, presentaciones de libros y películas no comerciales y exposiciones con participación de profesores y analistas ligados a la Universidad o servidores de ella. Todo esto es enemigo de la cultura de elite promovida como tarea sustantiva de la UNAM por la Coordinación Institucional. Reducen la cultura a las artes y estas a mafias de mediocres enquistadas en el Estado para saltar de CONACULTA al INBA, a la UNAM y a las editoriales monopólicas con lo que imponen sus intereses con total desprecio a la comunidad universitaria donde es rica la producción literaria, musical, visual y de colectivos interesados en la ecología, la salud, el trabajo comunitario y la medicina tradicional. Nada de esto cabe en el Centro Cultural Universitario y en los espacios de cada escuela e instituto donde privan los intereses autoritarios sin que estudiantes, profesores e investigadores tengan poder alguno de decisión.
Ahora se trata de desalojar al Che en doble sentido: al auditorio ocupado y al nombre egregio decidido por el Consejo General de Huelga en asamblea de 1968. Borrar al Che es quitar el nombre a cambio del de Justo Sierra, el secretario de instrucción porfirista que refundó la Universidad en 1910. Pero es también borrar el símbolo supremo revolucionario al cancelar el acceso de organizaciones rebeldes para discutir y actuar. Se trata de que nunca más se llene el auditorio de ansiosos de oír a un tribunal como el llamado en 1977 Pablo Neruda con representantes distinguidos que condenaron a Guillermo Soberón por haber solicitado la ocupación militar de la UNAM; se trata de que no vuelvan los cinedebates que domingo a domingo hasta los setenta llenaban el auditorio de familias enteras de buen cine y buena discusión y que tampoco se repitan debates memorables entre filósofos como el inolvidable entre el neokantiano Guillermo Héctor Rodríguez y el marxista Adolfo Sánchez Vázquez o cursos con asistencia desbordante de las aulas como los de Luis Villoro. Tampoco habrá manera de organizar encuentros entre especialidades distintas para dar lugar a la Universidad donde los pasos entre facultades han sido sellados. Todo esto es lo que se cancela con el proyecto de desocupación rectoril autoritaria en marcha aplaudido por lo más conservador, reaccionario y privilegiado de la comunidad que no se conforma con sus restaurantes elegantes, su sala de conciertos prestigiosos y sus museos en perfecta coordinación con las galerías y bienales patrocinadas por los grandes consorcios empresariales. Triunfante la UNAM con el premio del ridículo nombre, Príncipe de Asturias, será orientada para acabar con quienes quisiéramos mucho más que preparar cuadros calificados para la supervivencia del Estado agónico. El Che también agoniza y a nadie de los okupas se le ocurrió homenajearlo en el aniversario del día de su nacimiento, el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina.