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El derecho a la Ciudad

marzo 3, 2011

EL DERECHO A LA CIUDAD

Alberto Híjar Serrano
25 febrero 2011

El estado de desastre en que se encuentra la capital de la Republica con calles cerradas por obras mayores y con accidentes diarios resultantes del tráfico fuera de control, ha despertado la necesidad de organizarse fuera de controles partidarios y de intereses ajenos a las urgencias de los vecinos. Por estos días, son diversas las organizaciones que al integrar el Congreso Urbano Popular, se defienden ante proyectos devastadores como el del Foro-estadio Azcapotzalco, la Súper Vía que aliviará las aglomeraciones provenientes del enclave suntuario de Santa Fe diseñado como hábitat de consorcios todopoderosos, y del Acuario en Xochimilco. Los vecinos de Tláhuac todavía tratan de encontrar remedio a la línea del metro que los tiene en estado de sitio desde hace más de un año y que ha destruido lo poco que quedaba de ejidos productivos. El derecho a la ciudad es reivindicado por sus usuarios en proceso de desalojo y en beneficio de grandes negocios incluyentes de los contratos multimillonarios por las obras en marcha. Sería bueno volver a ver Manos sobre la ciudad, una película italiana de los setenta sobre el contratismo corrupto de empresarios y políticos asociados.

Cuando los partidos comunistas de Francia, Italia y España decidieron cambiar la estrategia de lucha de clases con el proletariado como vanguardia, el llamado eurocomunismo alentó vías revolucionarias alternas como la de los defensores del ambiente y la alimentación sana, las feministas, los homosexuales y los movimientos urbanos por servicios eficientes. Urbanistas como Manuel Castells lanzaron la línea del derecho a la ciudad, título de uno de sus libros. Los setenta y ochenta fueron años de emergencia de organizaciones que repudiaron la hoz y el martillo, la bandera roja y el puño izquierdo cerrado para sustituirlos por símbolos y lemas amables con los que supusieron ganarían las elecciones para construir frentes populares con presidencias y parlamentos de izquierda. Socialismo con los colores nacionales fue la consigna. El resultado inmediato fue la liquidación de los partidos comunistas y la proclama de la revolución de terciopelo.

En México se copió el modelito pese a que en América había movimientos político-militares con proyectos viables de liberación nacional por el socialismo. Las Fuerzas Populares de Liberación urgían a construir el partido de nuevo tipo sustituto del partido comunista tan reformista como todos los de América. Nada de esto prosperó y las consecuencias en Europa, en especial, fueron desastrosas porque crecieron los partidos verdes y los del socialismo bien portado decrecieron.

La presidencia de la República Mexicana tomó nota para enarbolar el pluripartidismo y alentar la fundación y desarrollo del Partido Verde y el del Trabajo, que no de los trabajadores, mientras Raúl Salinas y Adolfo Orive parodiaban al maoísmo en perjuicio de las organizaciones campesinas. La debacle de la URSS y sus aliados europeos contó para fortalecer la tendencia anticomunista y el fin de siglo fue tiempo de derrota de proyectos socialistas de liberación nacional sustituidos en los casos más destacados, como el de Nicaragua, por proyectos de modernización capitalista sin más principios que la apertura extrema desembocada en tiranías iguales o peores que las características de la primera mitad del siglo XX en América.

1985 resulta clave para el despertar de la civilidad en México. Los terremotos desatendidos por un Estado antipopular fueron el lugar de la organización espontánea de las brigadas de salvamento que sortearon el enfrentamiento con el ejército y las policías adiestradas para proteger la propiedad privada, y con un presidente de la Republica que sólo se atrevió a recorrer, protegido por sus guaruras, unas cuantas cuadras del Centro Histórico devastado. (Todavía circula en Colima el chiste sobre la necesidad de bardear el estado para que no se les vuelva a salir otro pendejo). Cientos de organizaciones civiles son herederas de todo aquello y ante la llamada del EZLN para impedir su masacre, la sociedad civil protagonizó grandes movilizaciones callejeras y por las redes electrónicas hasta darle dimensión internacionalista a las proclamas libertarias. Los fraudes electorales contra Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador llenaron plazas, cerraron avenidas, tomaron presidencias municipales y alientan aún grupos de discusión pese a la corrupción del PRD. Tal parece que el lugar de la inoperancia de los partidos políticos y del Estado antipopular, tiene que ser ocupado por el poder popular y por su agente constructor civil aunque esté limitado a reivindicaciones negociables. Pero la ley del valor capitalista mata a la democracia y hace decir a Marcelo Ebrard que la privatización de los servicios públicos es la única posibilidad de realización en beneficio de todos.

La fuerza del contratismo es poderosa y no está dispuesta a interrumpirse porque algunas decenas de desplazados protesten por su expulsión a la israelí. Las obras están en marcha, pero en la colonia Polanco lograron parar una vialidad absurda y detener la construcción de una torre en el lugar donde fue demolida casi completa una estación de gasolina construida por el arquitecto lecorbusiano Vladimir Kaspé, ante la perezosa pasividad del INBA que es como las de las comisiones de derechos humanos y la ONU en eso de sólo recomendar pero discretamente, sin alarmar a nadie del despojo cotidiano de la ciudadanía. Peor ocurre con las obras clandestinas como el más reciente mamotreto de Sebastian en Ciudad Universitaria para romper la unidad arquitectónica y urbana del casco originario proclamado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. El derecho a la simbolización también es denegado y pese a las protestas de los pudientes vecinos de San Ángel se impuso el Paseo José Luis Cuevas con sus pésimas esculturas que reproducen mal sus pequeños dibujos. Tampoco importó la movilización contra el paseo escultórico insultante para los vecinos pobres de las barrancas de Santa Fe.

Hay intereses para dañar la imagen del (auto) proclamado mejor alcalde del mundo. La lucha cupular está entre los partidarios de Marcelo Ebrard para la presidencia de la Republica y los que quieren a otro. Lo importante es que el derecho a la ciudad está más allá de estos pleitos electoreros porque lo encabezan lo mismo distinguidos personajes públicos como Cristina Barros o Miguel Concha del Centro Fray Francisco de Vitoria, que los colonos despojados y los defensores del ambiente quienes denuncian la afectación mortal de zonas protegidas con centenares de árboles añosos sustituidos por recién plantados ante la tala de vegetación centenaria con todo y fauna endémica que se queda sin agua y refugio. Tras el derecho a la ciudad está la lucha de clases entre los contratistas, los consorcios, los funcionarios voraces y demagogos contra quienes luchan por contener en el Distrito Federal la devastación planetaria impuesta por la globalización criminal del capitalismo.

Culturas en Iztapalapa

febrero 18, 2010

CULTURAS EN IZTAPALAPA

No todo es inundación, basureros hasta el tope, carencia de servicios públicos, crímenes, pleitos de transportistas, narcotráfico y Juanito en Iztapalapa. Otra Iztapalapa ignorada por los medios escandalosos es territorio de esforzados trabajadores de la cultura. Llevan a las prácticas proyectos variados, todos comunitarios, desde la promoción de los ritos precolombinos, la medicina tradicional, hasta los que tienen que ver con las artes como la danza, el teatro-performance, el rock, las tradiciones orales, las innovaciones pedagógicas, el toreo y la charrería sin reducciones mercantilistas. De aquí la necesidad de consulta ciudadana con el lema Iztapalapa opina y decide.
Con el título Riqueza de la diversidad cultural, el lunes 15 acudieron alrededor de 200 trabajadores de la cultura a dialogar con José Antonio Macgregor, Max Rojas, poeta y promotor cultural y quien esto reporta, todos invitados por un funcionario cultural excepcional porque va promoviendo acciones de la base social por donde pasa. Gerardo Carrillo, guitarrista de concierto participante con música de vanguardia en homenajes al Che, convoca, organiza, cuida que todo marche bien y de esta manera cumple la urgencia de rescatar del deterioro edificios en desuso como uno de la extinta CONASUPO que pronto albergará una escuela de artes y oficios en medio de la frontera bronca entre Iztapalapa y Ciudad Nezahualcóyotl, la colonia Juan Escutia a la que se entra por un gran mercado de carne cruda con sus ofertas de reses en canal colgadas y los carteles donde se enlistan las suculencias codiciadas por los taqueros. La producción necesaria para usos y costumbres tradicionales de los pobres es un buen soporte para discutir sobre cultura.
Max Rojas acentuó la cultura comunitaria como fundamento de tradiciones y de identidades en constante reconstrucción. Macgregor explicó con precisión las interacciones de la diversidad cultural en la que todo cabe incluyendo aquello que la UNESCO llama patrimonio no tangible como si los huipiles bordados o las lenguas indígenas no fueran materiales y concretos. Por mi parte, procuré alertar sobre la neutralidad aparente con la que suelen ser tratados los problemas culturales bajo propuestas de dominación como la unidad nacional. En rigor, dos culturas, dos clases sociales, dos proyectos históricos disputan la hegemonía social y nada ni nadie está fuera de esta lucha. Una pregunta dio el pie para alertar contra el reduccionismo y el pragmatismo hostiles a la crítica histórica y dialéctica, especialmente al tratar al nacionalismo donde luchan el del Estado demagógico asociado a la espectacularidad hipnotizante, el nacionalismo religioso guadalupano conservador y reaccionario y el nacionalismo internacionalista y por el socialismo con una fuerte tradición organizativa en México. La disputa por la hegemonía tiene como referente a la nación destruida por el Estado sin soberanía por su entrega a los grandes consorcios con todo y su cultura de la corrupción y de terrorismo de Estado. Pero no es posible trabajar como si el Estado no existiera a la manera del anarquismo Neandertal según nomenclatura de Alfredo Velarde. El ejemplo del muralismo de Orozco pintando a la justicia borracha y derrengada en plena Suprema Corte con los saqueadores con antifaz de rateros y entre las llamas del incendio social, da buena razón a la negociación con el Estado desde una posición de fuerza tan vigente como la ejercida por Rafael Cauduro también en la Suprema Corte al cubrir tres pisos en 2010 con la interpelación de los masacrados despavoridos que se vienen encima del espectador perseguidos por un tanque de guerra. Tres ventanas son integradas con la presencia de tres granaderos amenazantes como maquinarias de guerra. La tortura como práctica policíaca constante es tratada con hiperrealismo para que no haya duda de quienes mantienen la cabeza de un amarrado dentro de un excusado de un perro arrancando el sexo a un personaje desnudo y ensangrentado, a las sillas ocupadas por mujeres totalmente violadas, todo entre simulación de paredes maltratadas, grafiteadas, con carteles a medio desprender y al lado de un muro donde la disposición de los tabiques de resina acrílica transformada, da lugar a una profundidad virtual con una mujer de revista de modas derrengada en el fondo. En el piso bajo, la simulación de una construcción ruinosa alberga archiveros y expedientes apilados del Poder Judicial según puede leerse en los colocados al frente. Como fantasmas, hombres y mujeres habitan los alteros para alertar de las presencias que no hay que ignorar. Las jóvenes guías se esfuerzan en convencer a los escolapios en visita obligada de que todo es cosa del pasado y de los delincuentes, pero los tratamientos hiperrealistas de Cauduro hacen imposible la malversación de sus maravillosos signos. Para no dejar dudas, Cauduro explica con clara caligrafía roja la estética de la denuncia. He aquí como con la apropiación tecnológica necesaria concretada con excelencia estética y con claridad histórica, es posible asumir el patrocinio estatal sin despeñarse por los retratos de funcionarios corruptos o de lugares comunes sobre la historia oficial como ocurre en los otros murales también inaugurados en 2010.
Antiguos compañeros se acercaron en medio de la taquiza para darme videos, libros, discos, periódicos, programas, invitaciones como prueba de que las quince consultas ciudadanas y las que seguirán, fomentan encuentros solidarios de urgente realización como el rescate del abandono de la monumental Cabeza de Juárez y el museo que alberga dentro donde se argumenta la importancia histórica del liberalismo mexicano antiimperialista y laico que consolidó un proyecto republicano ahora en crisis pese a la modificación del artículo 40 constitucional por aprobar en el Senado y en las Cámaras estatales.